EL TRASTORNO
ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD
Estos individuos son el ejemplo perfecto de que
los trastornos de la personalidad no implican
necesariamente un sufrimiento personal, basta
con provocarlo en el entorno. Efectivamente, los
antisociales apenas sufren -sobre todo, a medida
que tienen este trastorno más
desarrollado, pudiendo llegar al extremo de la
psicopatía-, pero son auténticos especialistas
en provocar dolor, preocupaciones y padecimiento
en los demás.
Son sujetos que
disfrutan con el sufrimiento ajeno y que se sienten más superiores y
mejor consigo mismos a medida que demuestran poder ante los demás. Su
desprecio hacia la sociedad es inmenso y tienen sentimientos de rencor e
incluso de repugnancia hacia sus congéneres; detestan especialmente las
demostraciones de afecto, la vulnerabilidad o la fragilidad. Son
competitivos hasta el extremo y tienen un estilo de vida depredador, por
el que el mundo es una selva en la que impera la ley del más fuerte.
Estas actitudes
conllevan a un comportamiento explotador, basado en aprovecharse de los
demás todo lo que puedan sin sentir el más mínimo remordimiento (todo lo
contrario, lo que sienten es placer). Incumplen las normas
sistemáticamente y son incapaces de asumir responsabilidades, y no por
falta de habilidades, sino por falta de voluntad. Ellos no se sienten
"uno más", sino alguien que intenta vivir su vida aprovechándose de los
otros, al tiempo que descarga en ellos todo el odio que llevan dentro.
Obviamente, las
cárceles y barrios marginales están llenas de personas antisociales, pero también hay
individuos adinerados y de buena posición social que tienen rasgos
antisociales aunque se hayan acostumbrado a ser "delincuentes de guante
blanco".
A continuación, reproducimos
literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR
sobre el trastorno antisocial de la personalidad:
A) Un patrón general de desprecio y violación de los
derechos de los demás que se presenta desde la edad de 15 años, como lo
indican tres (o más) de los siguientes ítems:
(1)
fracaso para adaptarse a las normas sociales en lo que respecta
al comportamiento legal, como lo indica el perpetrar repetidamente actos
que son motivo de detención
(2)
deshonestidad, indicada por mentir repetidamente, utilizar
nombres falsos o estafar a otros para obtener un beneficio personal o
por placer
(3)
impulsividad o incapacidad para planificar el futuro
(4)
irritabilidad y agresividad, tal como lo indican peleas físicas o
agresiones constantes
(5)
despreocupación imprudente por su seguridad o la de los demás
(6)
irresponsabilidad persistente, indicada por la incapacidad de
mantener un trabajo con constancia o de hacerse cargo de obligaciones
económicas
(7)
falta de remordimientos, tal como lo indica la indiferencia o la
justificación de haber dañado, maltratado o robado a otros
B) El sujeto tiene al menos 18 años.
C) Existen pruebas de un trastorno disocial que comienza
antes de la edad de 15 años.
D) El comportamiento antisocial no aparece
exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia o de un episodio
maníaco.
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