EL TRASTORNO
DE LA PERSONALIDAD POR EVITACIÓN
Es un
trastorno caracterizado por una “fobia social” crónica y generalizada
que se experimenta
en la gran mayoría de situaciones con otras personas, y mucho más si no
se tiene la suficiente confianza con ellas. Además, como en cualquier
otro trastorno de la personalidad, este problema tiene que surgir desde
casi siempre, especialmente desde la juventud o el principio de la edad
adulta.
Los miedos
que aparecen en este problema son de tipo interpersonal, de manera que a
la gente se la considera peligrosa, ofensiva, rechazante y devaluadora,
continuamente pendiente de uno mismo para detectar posibles fallos o
meteduras de pata. Por esta forma de concebir a los demás, el individuo
evitador está en una situación de alarma constante, temeroso cuando está
en presencia de los otros y relajado cuando está solo, aunque esté
triste por sentirse aislado, frustrado afectivamente. Esta sensación de
alarma deriva en una ansiedad social que se nota por el comportamiento
inhibido de estas personas, como si se intentaran esconder cuando están
con otras o incluso en plena conversación. No mantienen la mirada,
contestan con monosílabos, prefieren escuchar a hablar, se muestran
incómodos, etc.: son individuos que temen las interacciones porque
consideran a los demás superiores y a ellos mismos como inferiores,
como si no tuvieran suficiente valor o nivel como para tratar con el
otro. Por esta sensación arraigada, piensan que los demás pueden notar
su supuesta inferioridad o incluso burlarse u ofender de alguna manera.
El evitador también le
tiene un miedo atroz no sólo a la burla o a la ofensa, sino al rechazo.
Su sentimiento de inferioridad se basa en que no gusta a los demás, por
lo que todavía se pone más nervioso y, en consecuencia, el círculo
vicioso se consolida en tanto una persona insegura y nerviosa no muestra
autoconfianza y, en consecuencia, no resulta atractiva ante los demás. Las
reacciones lógicas de aislamiento de los demás (de ahí la denominación
del trastorno) tranquilizan a corto plazo pero mantienen el problema, en
tanto los otros comienzan a considerar al individuo como raro o extraño
mientras éste se autoconvence de lo poco que vale. A veces, pueden dar
la sensación de que "pasan" de los demás, cuando lo que ocurre
simplemente es que están aterrorizados.
Como es lógico, estas
personas tienen pocos amigos costándoles un mundo coger confianza con la
gente. Sólo con muchas precauciones y comprobaciones estarán convencidos
de que la otra persona no es hostil y que les acepta, pudiendo disminuir
entonces su ansiedad, que no su sentimiento de inferioridad. Ni qué
decir tiene que les costará un mundo actuar en público con exposiciones
en clase, hablar frente a un auditorio, etc.
A continuación, reproducimos
literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR
sobre el trastorno de la personalidad por evitación:
A.
Un patrón general de inhibición social, sentimientos de
inadecuación y una hipersensibilidad a la evaluación negativa, que
comienzan al principio de la edad adulta y se presenta en una serie de
contextos, tal como lo indican cuatro (o más) de los siguientes
síntomas:
(1)
evita trabajos o actividades que impliquen un contacto
interpersonal importante debido al miedo a las críticas, la
desaprobación o el rechazo
(2)
es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que les
va a caer bien
(3)
está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado
en las situaciones sociales
(4)
se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco
interesante o inferior a los demás
(5)
es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a
implicarse en actividades debido a que pueden resultar comprometedoras
(6)
demuestra represión en las relaciones íntimas debido al miedo a
ser avergonzado o ridiculizado
(7)
está inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa
de sentimientos de inadecuación
VOLVER A INICIO
|